Cuando me lanzo a opinar sobre este tipo de temas, siento que me adentro en una órbita de menor importancia para una gran mayoría de tolimenses.
Por Alejandro Rozo.
Quizá uno que otro académico se interese por estos asuntos, pero realmente es una minoría la que sigue de cerca el comportamiento de las exportaciones que se registran desde el departamento del Tolima. Pocos se tomarán la tarea de identificar los problemas y las causas de las bajas exportaciones en los últimos años.
Antes de explicar cómo aumentar las exportaciones desde el Tolima, hablemos del problema y sus causas. En la primera década de 2000 a 2010 y hasta el año 2016, el Tolima registraba importantes exportaciones por concepto de hidrocarburos. Sin embargo, esta actividad económica terminó a partir del año 2017 por lo que al departamento solo le quedaron para registrar exportaciones tradicionales de café y alguna que otra exportación no tradicional, es decir, productos diferenciados de los que comúnmente se exportan desde el país.
Para el año 2020, Tolima exportó US $70.5 millones, en 2021 US 65.5 millones, en 2022 US$100.2 millones y para 2023 US $75.9 millones. Para tener una base comparativa con los departamentos vecinos que guardan relación con las actividades económicas, podemos decir que para 2022 Caldas registró exportaciones por US $1.212 millones de dólares, Huila US$ 1.020 millones, Quindío US $491 millones y Risaralda US $ 433 millones. Así las cosas, pareciera que hubiese un error numérico o de cálculo pues el aporte al PIB por parte del Tolima es superior al de los departamentos anteriormente mencionados: Caldas 1.8%, Risaralda 1.8%, Quindío 0.8% y Huila 1.8%, Tolima 2.1%
No hay error numérico, lo que existe es un conjunto de ineficiencias en aspectos de asociatividad, inversión y desarrollo de capacidades exportadoras y logísticas en el Tolima. Los departamentos vecinos se han especializado en exportar todo lo que se produce en el Tolima. Cerca del 35% del café que se produce en el Tolima se exporta desde el Huila, un 25% desde Quindío, un 15% o 20% desde Caldas y otra parte desde Cundinamarca o Antioquia. Esto sucede porque al ser trillado el café, este se convierte en café verde (partida arancelaria 901119000) siendo este proceso agroindustrial de trilla el que otorga el registro de exportación (en el Tolima no hay agroindustria para trilla de café).
Situación similar sucede con el aguacate Hass que, siendo producido en el departamento del Tolima, es exportado en su gran mayoría desde los departamentos de Risaralda, Caldas, Quindío y Cundinamarca, pues son estos los que tienen los Packing de Carga donde la fruta es clasificada, lavada, encerada y empacada, ganándose así el registro de exportación, situación que se presenta exactamente con el limón, específicamente con la Lima Tahití que es exportada en su gran mayoría desde los departamentos de Quindío y Caldas, gracias a los complejos agroindustriales que allí existen.
Para aumentar las exportaciones desde el departamento del Tolima tenemos que hacer lo que nos corresponde. No podemos seguir regalando lo que produce nuestra tierra a foráneos que con nuestros productos generan riqueza y empleo en otros territorios aprovechando lo que con esfuerzo se cultiva en el Tolima.
El quehacer es sencillo: debemos trillar nuestro café, empacar nuestro aguacate Hass y Lima Tahití en el Tolima procurando realizar los procesos de consolidación y contenerización en territorio. Para lograr esto necesitamos Infraestructuras Logísticas Especializadas (ILES) e Infraestructuras Logísticas Agropecuarias (ILAS) ubicadas estratégicamente en el centro, norte, sur y oriente del Tolima. Estas infraestructuras, además de permitir el desarrollo y registro de exportaciones, generarían empleo de calidad en los territorios (subregiones especializadas del departamento).
Decir es muy fácil, hacer es mucho más complejo. Para lograr esto se necesita del concurso y liderazgo de las tres Cámaras de Comercio del Tolima y de los gremios. Considero que algunos de los gremios económicos del Tolima deben poner los pies en el territorio, no solo en Ibagué; es necesario ir más allá para entender al Tolima desde la ruralidad dispersa. Las inversiones para desarrollar estos proyectos no pueden salir de las arcas del Estado. El gobierno departamental y los gobiernos municipales apenas están llamados a generar condiciones; el resto de la tarea la deben hacer los gremios y empresarios, el sector privado. La academia debe apoyar la estructuración de este tipo de proyectos. Tanto magíster y uno que otro Doctor, no pueden seguir metidos en el aula de clase proponiendo discursos y teorías sino soluciones efectivas en los territorios.