Arracacheros en la quiebra
Allá entre surcos de arracacha, en la finca del chuzo, corregimiento de ANAIME, municipio de CAJAMARCA, vi por primera vez, la luz del día y la estrellada noche. Garitearle a los jornaleros que deshierbaban las juveniles plántulas de arracacha era una tarea cotidiana en verano; ver las recuas de mulas cargadas con la cosecha era una alegría anual, el próximo domingo no faltaría sin duda él estrene de pies a cabeza. Así transcurrió mi infancia y aún no olvido el olor del colino, la cepa y la arracacha.
Por: Emilio Toro
Pronto comprendí, que lo mío no era el azadón, ni mi espalda al sol y a la inclemente lluvia (mi flojera para el trabajo material es innata); como cualquier cobarde desagradecido abandone el campo; el café Roma de don Esau García fue mi destino; allí fui acogido com...