En el libro más reciente del periodista Andrés Openhaimer “¡Cómo salir del pozo!” se hace una interesante investigación sobre las estrategias exitosas que están implementado algunos países, empresas y personas para aumentar sus niveles de felicidad. Este asunto despierta cada vez más el interés general de la agenda pública a nivel mundial debido a la evidencia encontrada en diversos estudios que indica que una persona feliz es más optimista, creativa, productiva y vive más años.
Por: Santiago Barreto
El “Reporte Mundial de la Felicidad”, creado en 2002 como un proyecto de colaboración entre las Naciones Unidas, la Universidad de Columbia, la London School of Economics y la Universidad de Oxford, entre otras instituciones; se basa en la encuesta mundial de Gallup que realiza en 137 paises, donde los entrevistados responden a la siguiente pregunta: “Imagínate una escalera con escalones ascendentes que van del 0 al 10. El escalón más alto representa la mejor vida posible para ti, y el escalón más bajo representa la peor vida posible para ti. ¿En qué escalón de esta escalera dirías que estás en este momento?”.
En los resultados del reporte para el año 2023 las naciones escandinavas aparecieron en los primeros lugares de la lista de los países analizados. Finlandia salió en el primer puesto, seguida por Dinamarca e Islandia. Los siguientes siete puestos fueron para Israel, Países Bajos, Suecia, Noruega, Suiza, Luxemburgo y Nueva Zelanda. Los países latinoamericanos mejor situados fueron Costa Rica (23), Uruguay (28), Chile (35) y México (36). De acuerdo al informe Colombia se encuentra en el puesto 72 de 137 países.
Hay otro ranking parecido, basado en otra encuesta anual de Gallup que mide únicamente la alegría de la gente, donde los países latinoamericanos suelen salir en los primeros lugares. En ésta se le pregunta a la gente cuántas veces sonrió o se sintió alegre en las últimas 24 horas. Los países más alegres del mundo suelen ser El Salvador, Paraguay, Panamá y Costa Rica. Sin embargo, la misma encuesta muestra que los latinoamericanos también estamos entre quienes mostramos los mayores niveles de depresión, ansiedad, enojo o descontento, lo que los expertos agrupan bajo el rótulo de “sentimientos negativos”. Esto quiere decir que somos “los más expresivos” tanto para manifestar los sentimientos positivos como los negativos.
La alegría de los latinoamericanos es muy diferente de la satisfacción de vida que muestran los escandinavos, porque la alegría es un sentimiento de euforia pasajero, mientras que la satisfacción de vida es un estado permanente y estable de bienestar. La alegría es tan solo un componente de la felicidad. Pues esta implica llegar a un estado superior donde la vida tiene sentido, significado y propósito.
Tradicionalmente los países miden su felicidad en términos de prosperidad económica a través del Producto Interno Bruto (PIB). Sin embargo, algunos países están planteando complementar esta medición oficial con otra que permita revisar la prosperidad no solo en términos materiales sino también en términos de la satisfacción de vida y el bienestar de las personas a traves de un nuevo indicador denominado “Felicidad Interna Bruta” de los países.
El objetivo de esta medición es poder hacer inversiones focalizadas respaldadas en la evidencia científica para disminuir de manera eficiente y efectiva la soledad, el descontento, la ansiedad, el estrés y la depresión que cada vez más personas experimentan a nivel mundial.
El libro recomienda diez lineas estratégicas integrales para trabajar en el incremento de la felicidad de los paises: 1). Hacer crecer la economía, 2). Vivir en Democracia, 3). Combatir la corrupción, 4). Dar clases de felicidad y salud mental en los colegios, 5). Medir la felicidad de la población, 6). Buscar un propósito de vida, 7). Aumentar las actividades comunitarias para disminuir los niveles de soledad en jóvenes y adultos mayores, 8). Aumentar los espacios verdes para promover un mayor contacto y cuidado de la naturaleza, 9). Promover la solidaridad a través del trabajo voluntario y 10). Mirar hacia adelante y afrontar con optimismo la vida.
Si bien es cierto que con el dinero no se puede comprar la felicidad; también esta demostrado que en medio de la pobreza y del hambre no es posible ofrecerle a una población unos niveles permanentes y estables de bienestar para vivir con dignidad.
En este orden de ideas, y teniendo en cuenta la situación actual del país en materia de recesión económica, crisis institucional y corrupción alarmante, nuestra prioridad para poder aumentar los niveles de felicidad debería enfocarse en superar la pobreza trabajando en la construcción de un proyecto país serio que obedezca a políticas de Estado de crecimiento económico a largo plazo y no a unas políticas de Gobierno que cambian cada cuatro años y en segundo lugar, defender la democracia de las amenazas del populismo dándole una lección ejemplarizante en las urnas a los gobernantes que utilizan la lucha contra la corrupción solo como un eslogan de campaña. Una vez resueltos estos temas, con seguridad los Colombianos también podremos tener la posibilidad de ser más felices, optimistas, creativos, productivos y de vivir más años. De lo contrario vamos a seguir siendo alegres pero no felices.