sábado, octubre 5

María Paula Díaz, la historia de la rioblancuna que se convirtió en una maestra del café

La resiliencia de nuestros campesinos del sur del Tolima lo lleva en la sangre María Paula Díaz, profesional en catación, cuarta generación de caficultores quien dejó entrar a su vida la pasión por el mundo del mundo del café. Aquí su historia.

Rioblanco, el municipio donde la violencia trata de asomarse por momentos y donde ya dejó un pasado que muchos no quieren volver a recordar, tiene no sólo la riqueza natural de sus paisajes sino la resiliencia, el empuje y la perseverancia de las nuevas generaciones que ni por un instante piensan en abandonar su región porque vienen allí muchas oportunidades para desarrollar sus proyectos de vida.

María Paula Diaz es un ejemplo de tenacidad y quien con gran esfuerzo y amor, se ha dedicado a liderar procesos y enseñarle a sus paisanos los secretos del apasionante mundo del café de especialidad.

María Paula Díaz, es una joven empresaria que administra la tienda de café Entre Granos Coffee en Rioblanco; un emprendimiento liderado por la Asociación de Jóvenes Cafeteros Agroemprendesur. Ella y sus asociados lograron que en medio de la pandemia su tienda fuera dotada con la tecnología necesaria por parte de la Gobernación del Tolima. Maria Paula pertenece a la cuarta generación de caficultores, y es profesional en catación de la Coffee Quality Institute en Estados Unidos.

Catadores de Rioblanco.
Catadores de Rioblanco.

“Tuve la idea de enfocarme en un negocio y en un propósito de vida que me permitiera servir; pero que también me permitiera abrir mi mente, me permitiera conocer muchos lugares, muchas personas y experiencias. Afortunadamente nací en un municipio cafetero como Rioblanco y allí tenemos muchas personas que ya son expertas y profesionales en el tema del café”, cuenta la joven.

Su gusto por el café viene desde la cuna; sin embargo, aquello que la motivó a trascender en este competido mundo, fue brindarle una nueva visión del café a su familia, amigos y vecinos, pensando en la internacionalización y profesionalización para darle valor agregado a su producto.

“Arranqué con el tema de la catación de café, porque es muy importante para cualquier negocio de café conocer el producto, saber evaluar un café, diferenciar unas tazas. Me hice profesional en el área de catación de café, soy catadora certificada por el Coffee Quality Institute de Estados Unidos, ha sido un proceso espectacular y en este camino logré desarrollar mi liderazgo y mi gusto por el trabajo social”.

En esta historia entre montañas y cafetales, entró la Gobernación del Tolima a hacer parte en la transformación de María Paula y los jóvenes emprendedores de Rioblanco. “Por medio de un programa que hizo la Gobernación del Tolima logramos recibir unos kits de barismo para dotar nuestra tienda de café; entonces vimos la oportunidad, desarrollamos la asociación”.

Desde ese momento, el café estuvo presente aún más en su vida y buscó muchos más espacios que le permitieran conocer de este tema que tanto le apasiona. Luego perfeccionó sus conocimientos en la Cooperativa de Caficultores Cafisur a donde llegó a trabajar y luego pudo certificarse en Tecnicafé, en el Departamento del Cauca como Q-Grader, que es un grado de profesión de los catadores en todo el mundo”.

Estos son los inicios de María Paula Diaz, una caficultora y empresaria rioblancuna que ve en el café la oportunidad de que su comunidad mejore su calidad de vida.

“Una filosofía que mantengo siempre es que el café siendo una tradición también es un negocio y es lo que sostiene a las familias campesinas del sur del Tolima. Muchas de ellas dependen del café, por eso hay que pasar de ser emprendedores a ser empresarios, la línea es muy corta pero es muy importante saber hacer un producto rentable, que uno como emprendedor y como empresario pueda hacer algo sostenible y pueda ayudarle a su municipio, ayudarle a su gente y crecer como persona también”, puntualizó.

Maria Paula Diaz comparte conocimiento, aprende nuevas técnicas y ayuda a sus gentes. Cree, firmemente, en las inmensas potencialidades que tienen las familias de Rioblanco con el cultivo del café de alta especialidad y está convencida que la violencia del pasado en el sur del Tolima no es el obstáculo para el progreso y el desarrollo de su región y sus gentes.